domingo, 12 de junio de 2016



Nunca se deja de querer a una persona por mucho tiempo que haya pasado. Siempre queda ese cariño ahí, escondido en el fondo de tu corazón porque sabes que no puede estar en tu vida pero sí dentro de ti. Sé que puedo estar mejor sin ti, y de hecho lo estoy. Valoro mucho la tranquilidad de mi vida, el despertarme por las mañanas para comerme el mundo en vez de tener un sabor amargo por la incertidumbre de pensar si decidías irte otra vez o no.

Por más oportunidades que te he dado, siempre me has fallado, pero no te guardo rencor por ello, al contrario, agradezco que me enseñaras que no debo aguantar que me quieran a medias o cuando le interese. También valoro muchísimo todo lo bueno que me has dado, que no es poco. La próxima persona que venga a mi vida no quiero que sea como tú, pero sí que quiero que me dé esos momentos tan buenos que he tenido en ti, y mejorados (si puede llegar a ser eso posible).

Te esperé. Esperé un mensaje tuyo el mismo día que te fuiste o incluso el día después. Me planteé si luchar por ti, pero no puedes retener a una persona que quiere marcharse de tu vida. Esa esperanza se volvió con los días en decepción pero fue lo que me ayudó a reaccionar. No quiero a una persona intermitente. No quiero estar contigo sabiendo que me has dejado en estos momentos tan difíciles en mi vida. No quiero tener que pedirle a nadie que se quede conmigo.

Me sorprendió ese mensaje tuyo semanas después, y, sinceramente, me alegré pero no me ilusioné. Sé que lo hiciste con la más sana e inocente intención y no era la de volver. No te quiero como antes en mi vida, pero quiero que tengas tu hueco como amigos que hemos sido.

Te alegraste ver que estoy bien, que esa chica que conociste ha vuelto en versión mejorada, y lo cierto que fue gracias a ti y a tu decisión de dejarme definitivamente. Ha sido la acción detonante para abrirme los ojos. Me duele que ésta versión de mí no vayas a ser tú quien la disfrute.
Cuando te fuiste, pensé que te esperaría toda una vida si fuera necesario a que aclarases tus ideas y volvieras. Siempre. Pero como dijeron en aquella película que vimos juntos: "siempre" fue demasiado tiempo.

Estoy tranquila, porque sé que todo lo que vendrá ahora es mejor que todo lo que se fue.
Pero te voy a contar un secreto: todavía pienso que mi versión mejorada cuajaría bastante bien el día que tú seas la mejor versión de ti mismo, pero no sé cuándo madurarás ni cuándo reaccionarás para tener las cosas claras en la vida.
Hoy por hoy, estoy bien. Gracias por tomar la mejor decisión por mí.

Te quiero. Pero me quiero más a mí.

martes, 7 de junio de 2016



Kate lo esperaba sentada en un banquillo de la cocina, su mirada perdida estaba atenta a la pantalla del móvil, atenta a la hora o a que un mensaje con su cara le iluminara la habitación y la vida, pero era esperar imposibles, la decisión estaba tomada, quería pensar que desde hace poco pero los meses pesaban en su mente como piedras. Nada iba bien, no eran felices, ni tan siquiera eran tan iguales como creían serlo, sus caminos habían estado unidos mucho tiempo pero… había una fecha de caducidad, nadie quiere cambiar su vida por una loca sentimental como ella, él estaba cansado, ella conocía el motivo silencioso de su comportamiento.


-     Hola Kate – entró Tom – Querías hablar, ¿Verdad?
 
-         Sí – Susurró ella


Hubo un silencio muy incómodo, se habrían podido oír sus respiraciones pero ninguno de los dos respiraba, Kate intentaba no romperse más, Tom estaba empezando a hacerlo.


-         Antes no hemos podido terminar nuestra charla, escucha, si no coges ese trabajo fuera por mi cometes un error. Me encanta estar contigo y soñaba cada día con un futuro juntos en una casita pequeña, rodeados de perros, pero me partiría el corazón ser la razón por la que renuncias al sueño de tu vida, porque, sinceramente no sé qué futuro tenemos, queremos cosas diferentes y tú no me quieres de la forma que yo lo hago, pero si nuestro vínculo es tan fuerte como creemos, volveremos a encontrarnos.


Kate intentaba no llorar, Tom miraba por la ventaba intentando procesar cada una de las palabras que oía, nadie está preparado para que un amor te deje de repente, no cuando apenas un rato antes habían estado bromeando entre besos y abrazos, él no la entendía y ella sabía que sólo era un lastre para su flamante próxima escalón en su carrera.


-         Y si no nos volvemos a encontrar – Continuó Kate- Si esto no era más que una rutina por miedo a la soledad, si ese vínculo del que hablo no existe, puedo garantizarte que eres a historia más bonita que he escrito en mi libro, me has inspirado y hecho tan feliz que no te merezco, mereces ser libre, volar muy alto y encontrarse a esa chica que sea como tú, otra chica de ciencias que te entienda, lo que siempre has querido.


-          Yo te quiero a ti- susurró

-          Tú no sabes lo que quieres, Tom. Ahora dices querer lo que estás perdido, pero un tiempo solo te hará darte cuenta que no, no me hago de querer, soy rara, alguien complicado de mente extraña, soy una persona que necesita un cien por cien y a ti no te gusta el compromiso, vives para tu carrera y tus prioridades son diferentes, nunca te pedí que cambiaras, las personas no pueden ni deben cambiar porque alguien se lo diga… Por eso no te pido que cambies, te pido que seas feliz.

-          No te entiendo

-          Yo tampoco, y nunca me voy a entender. Vas a seguir en mi mente en cada segundo de mi día a día, estaré arrepintiéndome de esto, pero es lo mejor, para ti, para mi y sobre todo para tu felicidad. Te quiero Tom, no lo olvides.


El silencio volvió, los estaba dejando sordos, sus planes de futuro cercano se estaban rompiendo al igual que todos y cada uno de sus momentos vividos juntos, Kate se levantó de la silla y se marchó de la habitación. Tom se quedó en el mismo sitio, de pie, en silencio y en el momento que todo llegó a su cerebro al cien por cien se puedo oír un clack en su pecho que se escuchó en varias manzanas, nadie está preparado para dejar partir a una mitad y más aún cuando es el amor de tu vida.